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Las Heridas del Alma: Da el primer paso hacia la sanación

Detrás de muchas de nuestras reacciones, bloqueos y patrones repetitivos, se esconden heridas del alma. Estas heridas emocionales profundas suelen originarse en la infancia y, si no se sanan, condicionan nuestras relaciones, decisiones y forma de vernos a nosotros mismos. Pero la buena noticia es que, al tomar conciencia de ellas, comenzamos el proceso de cambiar desde dentro.

¿Cuáles son las heridas del alma?

Diversos autores y terapeutas coinciden en cinco heridas principales que afectan el desarrollo emocional. Una de las visiones más conocidas es la de Lise

, quien describe las siguientes:

  1. Herida de Rechazo

    • Sentimiento de no haber sido deseado o aceptado.

    • Genera tendencia a la autoexigencia extrema y al aislamiento.

    • Máscara: Huida.

  2. Herida de Abandono

    • Surge ante la sensación de no haber recibido apoyo emocional.

    • Causa dependencia emocional y miedo a estar solo/a.

    • Máscara: Dependiente.

  3. Herida de Humillación

    • Nace cuando se nos hace sentir vergüenza o culpa por ser quienes somos.

    • Provoca necesidad de complacer y cargar con responsabilidades ajenas.

    • Máscara: Masoquista.

  4. Herida de Traición

    • Provocada por promesas rotas o falta de confianza con figuras importantes.

    • Genera control, desconfianza y dificultad para delegar.

    • Máscara: Controlador/a.

  5. Herida de Injusticia

    • Aparece en entornos fríos o exigentes donde no se validaron las emociones.

    • Causa rigidez, perfeccionismo y desconexión emocional.

    • Máscara: Rígido/a.

Reconocer la herida no es culpar, es comprender

Estas heridas no son errores ni defectos. Son adaptaciones que creamos para protegernos cuando éramos vulnerables. Entenderlas nos permite vernos con compasión, soltar la culpa y abrir un espacio para la transformación.

Cada vez que reaccionas de forma desmedida, cada vez que repites un patrón que te duele, probablemente una herida está activándose. Escuchar ese dolor es el primer paso para dejar de vivir en piloto automático.

Caminos hacia la sanación interior

  • Autoobservación sin juicio: Detecta cómo y cuándo se activa tu herida.

  • Escritura consciente: Escribe desde tu herida, dale voz y permite que se exprese.

  • Meditación y visualización: Conecta con tu niño/a interior, bríndale lo que no recibió.

  • Terapia o acompañamiento: Pedir ayuda también es sanador.

  • Repetición de nuevas acciones: Romper patrones con actos de amor propio.

Sanar una herida no significa que desaparezca del todo, sino que deja de gobernar tu vida. Aprendes a responder en vez de reaccionar, a elegir con conciencia en lugar de repetir por dolor.

Sanar desde dentro es volver a casa

Cada herida sanada es una parte de ti que se reintegra. No necesitas convertirte en alguien distinto, sino recordar quién eres antes de haber sido herido.

Cambiar desde dentro implica mirarte con verdad, pero también con ternura. Solo así puedes dejar de sobrevivir para empezar a vivir.

 
 
 

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